niños en situacion de calle en el df

jueves, 24 de febrero de 2011

modelos de las instituciones

Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) son conocidas también como el Tercer Sector al sector social voluntario o llamado también solidario que no es gubernamental ni privado ya que no persigue fines de lucro. Siendo el Primer Sector, el sector público o gubernamental; el Segundo Sector el privado o empresarial y el Tercer Sector el social o civil, no gubernamental y sin fines lucrativos.

Conforman las OSC: agrupaciones sociales asociaciones, fundaciones e instituciones de asistencia privada con tareas de índole social, filantrópica o asistencial. Así también sindicatos, organizaciones de defensa de derechos, formadores de opinión, las Iglesias, los liderazgos comunitarios, familias y sus miembros.

La firma de la Convención de los Derechos del Niño, el 20 de noviembre de 1989, adoptada por la samblea General de las Naciones Unidas y fue determinante para la sucesiva atención de los niños y las niñas, no sólo en México sino en el resto del mundo.

En los inicios de la década de 1990, en el Distrito Federal existían una gama de modelos
institucionales que intentaban intervenir, prevenir y resolver, en la medida de lo posible, el fenómeno de los niños de la calle. Desde de ese entonces, los modelos de atención han tenido modificaciones a lo largo del tiempo.

A partir de las experiencias pioneras de instituciones de “puertas abiertas” (sin restricciones para salir de ellas cuando niños y niñas lo desean) para la atención a los niños y las niñas que viven en las calles en las grandes ciudades de América Latina surgieron diversos modelos de atención como alternativas para remediar el fenómeno de los niños que viven en las calles, lo cual ha dado lugar a similares modelos de atención en la región.

Actualmente, la mayor parte de los modelos de atención y de intervención se conciben bajo una óptica “educativa-pedagógica” que propone una rehabilitación a través de un proceso de institucionalización por etapas y una atención que pretende ser integral, la cual comprende diferentes aspectos tanto de asistencia médica, jurídica, psicológica y recreativa.

Sin embargo, el modelo de respuesta expresado en las acciones y, específicamente, en la atención institucional se presentó en forma desarticulada ya que, por lo general, cada modelo creado para la atención de los niños de la calle contaba con su propia infraestructura, su propio programa y método, sus propios equipos de trabajo y su propio financiamiento.

En un diagnóstico realizado a principios de la década durante 1992 sobre la situación institucional para atender la problemática de los niños de la calle, básicamente se identificaban cinco modelos de atención institucional, clasificados de acuerdo a la filosofía sustentada:


El modelo religioso. Los principios y valores que regían estos modelos estaban basados en la religión, sea cual sea a la cual se le rinda culto. El programa pedagógico incluía imágenes de ‘autocastigo’ como forma de ‘purificar el alma’; o se centraba en la Biblia y en los supuestos pasajes adaptados a la realidad del niño de la calle. Aunque estos modelos religiosos establecían programas institucionales, lo que primaba en ellos y lo que los hacía diferentes de los otros era la religión en la cual se basaban. O bien en el método instituido por el representante de la institución a través de su experiencia con los niños.




En la Ciudad de México, han existido instituciones de las diferentes órdenes católicas así como orientaciones de las religiones cristianas que operan para la atención de esta población infantil. Un personaje muy significativo fue el padre Alejandro García Durán de Lara alías Chinchachoma, quien murió en 1999. El “Chinchole” o “Chincha” como le llamaban los chavos a través de los Hogares Providencia desarrollaba su labor con los niños de la calle a través de métodos como el “Vitalismo”, la “Yoización y la “formación psíquica”.

De igual forma, existían modelos basados en la máxima Talitá Kum (“Niño(a) Levántate”) que adaptaba pasajes y enseñanzas bíblicas a la atención de los niños de la calle49, los métodos consistían en oraciones y rezos como parte de la atención asistencial y pedagógica. Por otro lado, se encontraba la labor realizada por evangélicos a través de semejantes programas con diversas poblaciones no sólo niños sino también adultos. En realidad, casi todos los modelos de atención incluyen en su filosofía y en sus programas se inserta la idea y figura de un Dios, en algunos casos que nos tocó escuchar mencionaban que “se les enseña el temor a Dios” y en otros se presentaba a un “Dios compañero y amigo”.




El modelo extranjero. En general, este tipo de modelo trataba de implementar un programa desarrollado con poblaciones en otros contextos e historias de vida muy diferentes. Esto es, era un modelo estructurado desde un país (rico) y se desarrollado en diferentes países (en vías de desarrollo) con la misma metodología y principios. Sin embargo, contaban con un financiamiento suficiente que les permitía contar con infraestructura dispuesta en diferentes instalaciones así como un amplio personal remunerado.

Uno de los principales modelos extranjeros para la atención de niños de la calle establecidos en México es la Fundación Casa Alianza, originaria de Estados Unidos y parte latinoamericana del proyecto del mismo nombre (Convenant House) en Nueva York. Casa Alianza opera en Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y México bajo un mismo programa




Por otra parte, se presentaban modelos improvisados, modelos que se fueron sistematizando y de donde surgieron nuevas propuestas a partir de escisiones de las instituciones ya existentes hasta de la reestructuración de las mismas, las cuales se fueron organizando a medida que el tiempo y la experiencia lo permitieron. A pesar de que en este tipo de modelos surgieron innovaciones a veces no se contaba con el tiempo ni con los recursos necesarios para sistematizar sus experiencias.
Sin embargo, algunas veces contaron con el apoyo financiero para llevar a cabo la sistematización e ir perfeccionando su modelo, pero fue a través de los años de práctica como fueron desarrollando propuestas y alternativas de atención.

El modelo gubernamental trataba de adaptar al niño a los valores y principios de la sociedad dominante. Particularmente, es allí donde menos innovación se realizaba y donde se encontraban los programas más rígidos y burocratizados. El modelo gubernamental ha experimentado también modificaciones y ajustes con los cambios de administración. No obstante, se ha limitado a brindar asistencia social a los que consideran “niños en situación de calle”, y ha intentado llevar a la práctica lo dictado por la política social hacia la niñez en turno y, sobre todo, ante las limitaciones en infraestructura que a principios de la década relegó la atención de la mayor parte de niños de la calle a Organizaciones No Gubernamentales, reconociendo sus esfuerzos institucionales sólo en ese sentido.

A principios de la década de 1990, por parte del gobierno, la respuesta institucional se
instrumentaba en dos modelos. Por un lado, el modelo gubernamental enfocado específicamente a la población considerada oficialmente como “niños callejeros” o “niños en situación de calle” (“niños de la calle”, “niños en riesgo”, “niños indígenas” y “niños trabajadores”) a través del Departamento del Distrito Federal (DDF) y, por otro lado, el modelo jurídico enfocado a los llamados “menores infractores” cuando el niños de la calle cometía algún delito o era considerado según el perfil legal como tal.

El gobierno, en ese entonces, tenía destinados programas y centros de atención para cada una de las poblaciones y un programa general desarrollado por el DDF y la cooperación se hacía en el ámbito federal a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en colaboración con UNICEF.

Por su parte, el modelo jurídico pretendía infligir un castigo a quienes transgredieran las normas y brindar una alternativa institucional de readaptación social. Dentro de este modelo aparecían los programas más represivos para los niños de la calle que cometen delitos. Los ambientes en este tipo de modelo siguen siendo hasta hoy más bien hostiles que pedagógicos.

El modelo jurídico no contempla en sí una rehabilitación específica para el niño de la calle como los otros modelos, aquí cuando el niño de la calle transgrede las leyes es considerado “menor infractor”, el cual tiene que sujetarse al proceso jurídico para menores infractores que dictaba la Dirección General de Prevención y Tratamiento de
Menores y el Consejo de Menores (antes llamado Consejo Tutelar para Menores y anterior a éste Tribunal para Menores).51 Por lo regular, el Consejo de Menores a través del proceso que contemplaba concluía, como una de sus medidas, canalizar a modelos de atención específicos para niños de la calle.


Hoy día son operados por la Secretaría de Seguridad Pública, así también el 14 de noviembre de 2007 fue publicada en la Gaceta Oficial la Ley de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal.


La mayor parte de las instituciones fueron desarrollando, reestructurando y organizando el proyecto de atención a través del tiempo para lograr cumplir sus objetivos en la práctica directa con los niños de la calle, quienes de los modelos religiosos a los improvisados entraban y salían constantemente.

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